Yo no quiero romper el techo de cristal. Lo que quiero es que desaparezca

Isabel Garate
9 min readDec 9, 2020

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Mujer, 30 y tantos, empleada en el sector tecnológico y en camino de convertirme en madre: todo un cliché. Ahora quiero crear una comunidad que facilite eliminar esta barrera, quiero que nos ayudemos, ¿Te unes?

¡Hola! Me llamo Isa y soy solo una más de las tantas que nos chocamos con un techo de cristal que nos es impuesto. No soy más especialista en la materia que las demás que lo experimentan y desgraciadamente no tengo la solución a nuestros problemas. En este momento sufro como nunca antes el peso de un techo de cristal encima de mi cabeza. Pero quiero intentar cambiarlo, al menos para algunas de nosotras, ¿me ayudas?

¿Qué es el techo de cristal?

Primero, vamos a repasar algunos datos. ¿qué es el techo de cristal?

Marta García Pascual lo explica estupendamente en este artículo: Se le llama techo de cristal a la imposibilidad que tienen las mujeres de crecer o cumplir sus aspiraciones laborales. Se trata de una frontera que nos limita pero que no es visible y al no ser visible se hace difícil de traspasar e impide seguir avanzando. Es invisible porque no existen leyes o dispositivos sociales que impongan esta limitación explícita a las mujeres. Sin embargo, aunque no se ve, existe.

¿Pensáis que es una coincidencia que las aspiraciones de las mujeres en el entorno laboral desaparezcan tan solo dos años después de empezar a trabajar? Por supuesto, esto no se replica en el caso de los hombres. Podéis leer más en este estudio de Bain and Company si os interesa. Sinceramente, yo no.

Si miramos a lo que nos depara el futuro, las expectativas no son muy halagüeñas. No hay más que leer este estudio de McKinsey en 2020 sobre “Women in the workplace” , donde se dejan entrever las consecuencias del COVID en la vida laboral de las mujeres. La verdad es que no es muy inspirador.

Recientemente han habido dos sucesos que me han hecho reflexionar sobre mi entorno y sobre el medio en el que vivimos.

  1. Recientemente hablaba con el director de RRHH sobre mi plan de carrera, coincidiendo con que estoy embarazada. Me dijo que, seguramente cuando naciera mi hija, ella iba a pasar a ser lo primero de todo para mí, dejando en un segundo plano mi carrera profesional. Y creo que es cierto, va a ser lo primero. Pero es cierto tanto si eres un hombre como una mujer, creo que es algo que afecta a cualquier persona de igual manera. Sus palabras me hicieron preguntarme, ¿me habría dicho esto también en caso de ser un hombre? Estoy convencida de que no… ¿Es esto el sesgo inconsciente o algo más?
  2. ¿Habéis visto la peli de Netflix sobre Ruth Bader Ginsburg, “Una cuestión de género? La película narra un caso que sucede en 1972 donde, durante una escena donde la protagonista, abogada, ensaya el juicio con unos colega. La protagonista recibe este consejo de uno de sus colegas (hombre):

“Mira, de jovencita eras guapa y lista como tú sóla pero das la imagen de una arpía amargada a la que ni reconozco. Si te presentas así lo echarás a perder, ¿tanto de cuesta sonreír?”

Su consejo es, literalmente, ignorar a los jueces y sonreír. Otra persona (su marido) participa entonces en la discusión y sugiere alternativas como evadirse, o desviar la conversación, o decir algo gracioso para llevarlo a su terreno. Entonces el resto proponen que sea él quien represente el caso. ¿os resuena esta situación? Estamos en 2020 y la película habla de 1972… Qué poco han cambiado ciertas cosas en casi 50 años.

¿Y os sentís reflejadas o reconocéis las siguientes situaciones? Voy a describiros unas cuantas:

Palabras

¿Te han dicho alguna vez que eres demasiado agresiva? ¿demasiado mandona? ¿demasiado insistente? ¿demasiado emocional? ¿demasiado ambiciosa? Y la lista de palabras es muy larga… Aquí una lista de palabras en Inglés, lamentablemente no he encontrado un equivalente en Español pero os hacéis a la idea ¿no?

También se tiende a interpretar la confianza en una misma, el hecho de participar, opinar o decir cosas en voz alta con actitudes negativas como soberbia, orgullo, vanidad, superioridad, amenaza…

Podemos comparar estos adjetivos con aquellos que se usan para describir a los hombres…¿cómo cambia la cosa, verdad? Tristemente, esta es una realidad a la que muchas nos hemos enfrentado, ¿tú también?

El fichaje estrella

Esta historia la he visto varias veces, sobre todo en el mundo startup. En un momento dado, alguien del equipo de management decide que lo que se necesita es una súper estrella. Normalmente coincide que es un hombre y viene a liderar a un equipo donde hay mujeres más que capaces de tomar esa responsabilidad. De repente, esta persona toma el mérito del duro trabajo que alguna mujer viene haciendo desde hace un tiempo como propio. Es algo que he visto suceder en todo tipo de equipos tanto de Negocio, Ventas y Marketing como en Producto y Tecnología. Esta mujer o mujeres de repente se chocan con el techo de cristal, dado que las posibles aspiraciones que tenían se ven truncadas al llegar esta persona, se frustran y acaban moviéndose a otra empresa donde puede que se repita la historia.

Cuando he hablado con estas mujeres (o he sido una de ellas) si no se sentían preparadas o no querían esa responsabilidad la respuesta siempre es la misma. “No han contado conmigo a la hora de tomar esta decisión, no se me ha ofrecido la oportunidad”. Sin embargo, se le ofrece a una persona externa de la que a veces no se conocen los méritos propios más que de oídas.

Normalmente no ayuda a nuestra autoestima y nos hace preguntarnos sin respuesta: ¿qué es lo que he hecho mal? ¿Qué habría podido hacer diferente?

Efectivamente amigas… el techo de cristal.

Visibilidad y reconocimiento PÚBLICO

¿Qué opináis sobre la visibilidad en el entorno laboral? ¿Se reconoce vuestro trabajo de la misma manera que el de vuestros compañeros? Quiero decir, de manera concisa, en público, dirigida a tu persona. ¿O casualmente son méritos de todo el equipo o de la empresa?

Esto sucede, y mucho. Me pregunto si esto también es el sesgo inconsciente o una costumbre adquirida. En este caso particular, os recomiendo la lectura del libro Better Allies. Léelo, no importa quién y cómo seas. Hay muy buen contenido en torno a la diversidad en general y creo que merece mucho la pena.

Emprendimiento

Cada vez hay más mujeres emprendedoras, pero aún son muy pocas. Personalmente, es algo que tengo pendiente, pero me da miedo. ¿Por qué? Pues la verdad que no lo sé. Quizás porque le doy demasiadas vueltas o porque quiero tenerlo todo bien atado, quizás no he encontrado la aventura adecuada todavía, quizás porque he tenido demasiados o muy pocos consejos. Quizás porque me han transmitido que la ambición, la pasión, la insistencia no son del todo positivas.

Creo que de alguna manera también está relacionado con el techo de cristal, ¿y si también afecta para ésto?

Consejos vacíos

Hay una cosa que encuentro un poco ridícula, incluso divertida. Cuando leo artículos o publicaciones del tipo “ 10 cosas que debes hacer para romper el techo de cristal” o “Top 10 de mujeres que han roto el techo de cristal”. No quiero citar ninguno precisamente porque no creo que darles más visibilidad merezca mucho la pena.

¿Que por qué lo encuentro “divertido”? Creo que para mi es totalmente contra-intuitivo, al menos me hace pensar que el techo de cristal es algo que nos hemos puesto a nosotras mismas encima para chocarnos contra él, y estuviera tan sólo en nuestras manos cambiarlo. No creo que así sea, ni que la solución esté al completo en nuestras manos, si queremos que cambie más pronto que tarde al menos.

Feedback…o cómo recibir mucho feedback inútil para ti

Recibir feedback de manera honesta y directa. A veces, creo que la gente se siente incómoda o le da miedo enfrentarse a conflictos a la hora de dar feedback. Creo que piensan que la persona que tienen enfrente va a romper a llorar y no saben cómo gestionar esa situación.

Ésto no sucede de igual manera con los hombres. Parece que ellos no van a “montar una escena” y se les suele decir las cosas de manera directa y con contenido accionable.

Por ese motivo, terminan por dar un feedback “maquillado”.

Creo que este tipo de feedback no ayuda, tan sólo confunde. Y no siempre es útil o cierto, sino una interpretación, una réplica paternalista, de cómo deberían ser las cosas, de cómo deberían haberse hecho, de cómo le han funcionado (a él claro).

A la hora de dar feedback hay que ponerse en el lugar del otro y entender sus capacidades y sus retos. Si no, ¿cómo vamos a crecer, a mejorar? Por eso es muy importante buscar el siguiente punto.

En búsqueda (inútil) de una mentora o coach

Aunque a veces pueda ayudarnos escuchar consejos de mucho tipo de personas, una mentora debe poderte acompañar en el proceso, alguien que sepa de lo que está hablando de primera mano.

No creo que intentar replicar comportamientos que han funcionado para una persona con otras vivencias, handicaps o características funcione del todo bien, tenemos que encontrar nuestra manera de hacer las cosas.

Creo que lo más importante a la hora de buscar una buena mentora o coach, es encontrar a alguien que pueda darte consejos basados en sus propias experiencias. Alguien que haya pasado por donde estás pasando tú, que haya sufrido y superado los mismos retos y haya aprendido por el camino.

Promociones y oportunidades

Desgraciadamente, a las mujeres no se nos ofrecen el mismo tipo o número de oportunidades. Es así. A veces porque no estamos en el sitio y momento indicado, a veces porque no se nos incluye en los círculos donde se mueven este tipo de oportunidades, a veces porque de alguna manera u otra no piensan en nosotras en las mismas condiciones.

Como resultado, para encontrar el mismo número de oportunidades tenemos que llamar a muchas más puertas, hacer trabajo de campo, trabajar el doble, el triple, demostrar que somos mejores y que podemos hacerlo mejor. De alguna manera hay además un componente político muy fuerte. Continuamente tenemos que estar alerta. Y no conozco ninguna mujer que se dedique a la política a la que no se haya criticado de manera súper personal y distinta que al resto de los hombres.

¡Y con un gran handicap! (Recuerda: no seas demasiado mandona, directa, tienes que sonreír más, ser más maja, no hagas esto, haz más de lo otro, etc) Ejercemos una terrible presión sobre nosotras mismas que es difícil de mantener en el tiempo.

No te hagas la víctima

Creo que esta es la peor de todas, y de las más frustrantes. Siempre llega alguien que dice “No te hagas la víctima, el cambio está en tu mano. Sólo tú puedes cambiar tu propia historia”.

Y lo triste es que es verdad. Como también es verdad que la mayoría de las veces la solución está en salir de un ambiente tóxico para encontrar un entorno más favorable para ti porque, desgraciadamente, no somos nosotras las que nos ponemos un techo de cristal, tan sólo nos lo encontramos y aparentemente “tenemos” que romperlo.

¿Y cómo pretendo cambiar (al menos un poquito) todo esto?

Aquí estamos, frente a todas esas adversidades ( no es el 100% de los casos, pero desgraciadamente se repite muy a menudo), solas ante el peligro.

Por eso he creado Yo no quiero un techo de cristal

Quiero crear una comunidad, un foro en la que todas seamos libres de contar nuestra historia, pedir consejo y ayuda y encontrar fantásticas personas que quieran ser nuestras mentoras.

¿Crees que puedes ayudar a destruir el techo de cristal? Por favor, inscríbete como mentora, danos consejos, ayúdanos.

¿Crees que puedes aprovechar el consejo de alguien que haya pasado por tu situación? Por favor, contesta este formulario para que te conozcamos mejor.

Éste es un proyecto personal, que espero podamos hacer funcionar entre todas, ayudémosnos, vamos a destruir el techo de cristal entre todas.

Si quieres ponerte en contacto, puedes hacerlo a través de Twitter o por email.

¡Hagamos algo para cambiar todo esto!

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